Eres...

Eres esa canción que al cerrar los ojos se convierte en persona.

Esas noches de locura desenfrenada, de dulce insomnio.

Eres todas y cada una de mis bocanadas de aire.

Cada rayo de sol, cada estrella en el firmamento.

Un cúmulo de emociones y sentimientos que se obstruyen en mis venas

 y no saben cómo manifestarse sin saturarlas de pasión.

Eres todas esas miradas hacia ningun sitio,

 todos los momentos de distracción y todas mis sonrisas espontáneas.

La sinópsis de mi vida se resume en tres letras, en un nombre.

Eres la voz de mi banda sonora,

 el pentagrama en el que navegan cada uno de mis pasos en este mundo.

Cada uno de los pétalos que arranqué y se perdieron en el viento ahora cobran sentido. Vagaron en el tiempo y se reconciliaron en un ramo de rosas que trajiste para mí.

Eres el sueño de mis noches,

 mis fantasías bajo la claridad de un cielo azul 

y el crepúsculo que quiero mirar antes de que muera otro día.

Eres el combustible que consumo con frenesí cada vez que te beso,

 y tanto me duele parar de probar.

Te regalo mis días y mis noches en un sobre

 junto a una carta de amor escrita con una tinta indisoluble. 

La misma que aquel día grabó tu nombre en mi corazón, 
y que ni la marea más amarga podrá borrar de la orilla de nuestro mar.
El mar que creé al llorar por años una eterna espera,
y que ahora sabe dulce y en ti se refleja.