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jueves, 15 de diciembre de 2011

Amor y pasión.


Cuando el amor desiste, muere. 
Ya no es, deja de ser. 
No es amor. 
Desaparece en la nada. 

Cuando persiste, es pasión. 
Roja pasión que embriaga y enloquece.
Irremediable adicción. 
Más y más profunda, irresistible.
Pero, ¿acaso puede existir la pasión sin amor?
 ¿Es real el amor si no hay pasión? 
No. No puede y no es. 

Ahora dime, ¿tú amas o crees amar?
Yo estoy segura, y confieso que mi amor es ardiente, inagotable. 
Me consumo por ti. 
Vivo y muero a la vez porque yo... 
amo apasionadamente.

No se si es un error.
Solo sé que es inevitable.
Mirarte y sonreír.
Soñar contigo cada noche.
Contar los segundos que me separan de ti.
Intentar acompasar mis latidos y los tuyos.
Todo puede parecer una locura,
pero así es el amor.
Una enfermedad sin cura. 



martes, 13 de diciembre de 2011

Cuando nos separamos.


Cuando nos separamos
en silencio y entre lágrimas,
con el corazón partido,
apartándonos por años,
tu mejilla se volvió pálida y fría,
más fríos tus besos;
y es verdad que aquella hora predijo
el dolor de esta.

El rocío de la mañana
se hundió gélido en mi frente,
lo sentí como el preludio
de lo que hoy siento.
Tus votos fueron quebrados,
y ligera es tu fama:
Escucho decir tu nombre
y comparto su vergüenza.

Cuando te nombran ante mí
 un toque lúgubre llega a mis oídos,
 y un estremecimiento me sacude. 
¿Por qué te quise tanto, amor? 
Quienes te conocen demasiado bien
 no saben que yo te conocí.
 Tantas y tantas veces me arrepentiré de ti
 y tan hondamente que jamás lo diré.

En silencio nos conocimos,
en silencio me lamento
de tu corazón proclive al olvido,
del engaño de tu espíritu.
Si llegara a encontrarte
tras largos años,
¡Cómo habría de saludarte!
Con lágrimas y silencio.

                        Lord Byron (1788-1824)

sábado, 10 de diciembre de 2011

Un cuento de hadas.


Me contaron un viejo cuento de hadas y aprendí que los pequeños y humildes corazones son recompensados.

El sapo llegó a ser rey.
Sacudió los puños hacia el cielo, victorioso y confiado. Ebrio de fortuna y narcisismo.
Rompió todas sus promesas.
Debes cuidar de tu gente para no perder el trono. 
Y así perdió el reino entero para vivir en él totalmente solo.
Era un pequeño muchacho brillante, pero la multitud y su influencia le hirieron el alma.
Su corona se rompe y cae al suelo. 
Su castillo se resquebraja y lo inunda el frío más cruel.
Todo lo que deseaba, cegado por la más profunda avaricia, le alejó de quien era en realidad, perdiéndose a si mismo.
Nunca es tarde para rectificar, todos le hubieran perdonado.

Pronto alguien le hechizó para castigar sus pecados. 
Perfumándolo con el aroma de sus propios engaños hasta que cayese en un sueño profundo del que no pudiese despertar. 
Y entonces su corona se rompió en innumerables pedazos para caer en el vacío infinito.
Ya no fue capaz de sostenerla.
Adíos al rey sapo, a su reino y su corona.
No consiguió salvarse de si mismo, del egoísmo y las tentaciones a tiempo.
Solo un beso inocente y puro romperá el maleficio.

Mientras, el horrible ogro se convirtió en el nuevo rey.


¿Quién le dará una segunda oportunidad para enmendar sus errores?