Hace un tiempo, no habría sabido contestar. Pero cuando lo vives entonces te das cuenta. El amor a primera vista realmente existe.
No sabría explicarlo, pero lo sé.
Desde que me fui soñé con volver a verlo. Anteponiendo ese día a cualquier otra cosa y no me arrepiento. Y llegó. ¿Qué más daba el plan si estaba a mi lado en todo momento?
Me sentía nerviosa y feliz al mismo tiempo. Le miraba constantemente, pero no lo puedo evitar.
Pasaba los minutos buscando cualquier excusa para hablarle.
Si estaba muy callada era porque estaba pensando. Intentaba superar mi extrema timidez para abrazarle. Quería abrazarle con todas mis fuerzas...
Aunque me bastaba que me mirase, que se preocupara por mí y me dedicase alguna frase.
Me estaba muriendo de felicidad.
Tenía mil excusas razonables para no ir, pero no me interesaba ninguna salvo volver a verle.
Y aunque la noche seguía avanzando y esas excusas aumentaban, seguía prefiriendo quedarme. Porque estar con él hacía caer la balanza sin posibilidad de resistencia.
Tan sólo en medio de una calle, cuando estaba apunto de irme, y rodeada de decenas de personas desconocidas, estuve escasos minutos sola con él. Me dijo algo que no entendí, entonces me puse mucho más nerviosa, y noté que mis mejillas ardían. Tuve mucho miedo de que me estuviera diciendo algo malo, y sigo teniéndolo. Entonces quise abrazarlo, no iba a tener más oportunidades, pero una vez más fui demasiado tímida y mis brazos no respondieron.
Y volvimos a ser tres, y lo íbamos a ser hasta que me fuera. Me sentía fatal de no poder decirle absolutamente nada de todo lo que quería decirle. Mis piernas me alejaban, pero mi cabeza me suplicaba: Eva, no te vayas...
Pero no podía hacer nada. Hasta que me tiré en la cama pensé en todo aquello, y no podía esperar hasta mañana. Aunque eran las 4 de la mañana conseguí su teléfono y le mandé un mensaje. Necesitaba que me respondiera para sentirme mejor. Y me respondió, las 2 o 3 veces.
Le he dicho que voy a llamarle, quiero llamarle, necesito llamarle. Aunque tengo mucho miedo. Nunca me atrevo a decir las cosas. A esta hora ya puedo llamarle. Ayer lo tenía mucho más claro porque aún me quedaba tiempo, pero ahora estoy nerviosa y no sé que le voy a decir. Pero una vez más la balanza está totalmente a su favor, no puedo esperar tanto tiempo.