Google Translate!

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documentales Spain cartas de presentación Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

viernes, 27 de mayo de 2011

La primera vez que me sonreíste.


Qué bien te sienta la primavera, amor. El reflejo  de sus vivos colores en tu rostro y el brillo del sol. Un leve soplo ligero alborotó tu clara melena castaña, distrayéndote. Cambiaste el rumbo de tu mirada, observando como ese mismo soplo se llevaba una pequeña hoja cada vez más lejos de ti, más cerca de mí. Soy aquella en la que no se detiene ninguna mirada.
¿Azar tal vez? El viento pasó de largo, dejando a mi lado la frágil hoja resquebrajada. Entonces me miraste. Me helaste con tu mirada añil, tan hermosa. No pude evitar perderme en tus ojos infinitos, tan tiernos, tan dulces… Nunca nadie me había mirado de esa manera. 
Sentí que todo a mí alrededor sucedía más y más lentamente, inmortalizando ese instante en mi memoria. Suspiré casi de manera imperceptible, sin perder detalle de cada uno de tus gestos. Vi como torcías tus labios y los mordías un momento. Una expresión muy típica en ti, y que en mi opinión te hace aún más dulce. Sí, es cierto, no pierdo detalle. Pero es que soy incapaz de no despistarme cada vez que pasas delante de mí. Eres mi tentación más irresistible. 
Seguí mirándote sin pestañear, deseando alargar esa conexión momentánea durante el máximo tiempo posible. Pero las agujas del reloj no entienden de amor, y siguen corriendo desesperadas. Ambos sabíamos que debíamos continuar nuestro camino.
Dejaste caer la vista un segundo, para volver a mirarme antes de seguir caminando. Y entonces ocurrió. Tu semblante se torno en el más bello que jamás había contemplado. Me sonreíste. Tu sonrisa era aún más resplandeciente que todos los rayos del sol juntos. Deseaba correr hacia a ti para observarla más próxima, y mirarte con ojos de niña ingenua y curiosa. Tu sonrisa… ¿qué puede haber más hermoso?
Y continuaste adelante mientras otros te seguían, ignorando nuestro pequeño secreto. Te seguí con la mirada. Entonces pestañeé y desapareciste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario